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Consecuencias del maltrato infantil II

Apego:

El apego puede considerarse como un lazo afectivo (Vínculo) cuya característica fundamental es la tendencia a lograr una cierta proximidad hacia la persona. El apego es fruto de una interacción social en la que ambos, niño y cuidador son elementos activos. La mayoría de los niños establecen vínculos con sus figuras de apego, independientemente de las variaciones y deficiencias en el cuidado parental. Sin embargo, estos vínculos varían en calidad.

Apego ansioso-desorganizado

Es uno de los cuatro tipos de apego existentes de manera generalizada, y éste, el apego ansioso- desorganizado, es el que se ha demostrado que más se ajusta a los niños que sufren malos tratos, se relaciona con las diferentes formas de maltrato infantil, físico o emocional dentro del sistema familiar. Los estudios realizados con niños maltratados encuentran, por el contrario, que la inmensa mayoría (entre un 70% y un 100%) son clasificados como apego inseguro.

La seguridad en la relación de apego contribuye a desarrollar expectativas positivas de uno mismo y de los demás, que ayudan a: aproximarse al mundo con confianza, afrontar las dificultades con eficacia, obtener ayuda de los demás o a proporcionársela.

Por el contrario, cuando el adulto no está disponible para el niño o cuando responde de una forma inadecuada a sus demandas de atención, éste aprende que no puede esperar cuidado ni protección, desarrolla una visión negativa del mundo como desagradable e imprevisible, y se acostumbra a responder con retraimiento o con violencia. Reduce su capacidad de adaptación a la adversidad.

El apego es uno de los factores más determinantes para el desarrollo de las personas desde el momento de su nacimiento. Los sucesos que transcurran durante los primeros años de vida de las niñas y niños son vitales para determinar los futuros patrones de conducta, y sus futuras relaciones sociales e interpersonales. El apego es un factor fundamental, pero no el único, y también cabe señalar que no se ha demostrado que sea imposible de modificar pero sí que es muy difícil, en ciertas ocasiones se puede corregir o neutralizar algunos de los rasgos de los estilos de apego ansiosos pero con ayuda de otras personas. El apego se forma en los primeros meses y años de vida, por lo que una niña o niño que presencie los acontecimientos de violencia en edades más tardías no afectará a su estilo de apego ya que le tiene forjado, siendo está situación distinta a la de una persona que acaba de  nacer o se encuentra en sus primeros meses o años de vida.

Autoconcepto:

Las niñas y niños que son maltratados presentan diferencias en su autoconcepto en comparación a las niñas y niños que no lo sufren. La imagen que tienen de sí mismos/as es más negativa que los niños y niñas que no han sufrido maltrato.

Autoestima:

La situación de violencia deteriora el concepto que las víctimas tienen de sí mismas y de su capacidad de autoestima. La violencia es una situación destructiva para su autoestima y los hace sentir sumamente culpables porque están enojados con sus padres y porque siempre albergan la idea de que son ellos los que han causado los problemas. Según la edad, las consecuencias de la violencia son diferentes, y a su vez, estos pueden identificarse a través de indicadores conductuales, emocionales, físicos, cognitivos y sociales.

Síntomas de estrés postraumático:

  • Insomnio
  • Pesadillas recurrentes
  • Fobias Ansiedad
  • Re – experimentación del trauma Trastornos disociativos.

Respuestas emocionales y de comportamiento

  • Rabia
  • Cambios repentinos de humor
  • Ansiedad
  • Sensación de desprotección y vivencia del mundo como algo amenazante.
  • Sentimientos de culpa (ser el responsable de los conflictos entre sus padres o de lo ocurrido o de no haber hecho algo para evitar la violencia).
  • Dificultad en la expresión y manejo de emociones. Negación de la situación violenta o restar importancia a la situación vivida.

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